Brian Gay

Estoy en la esquina de Brian Gay. Hay unos marcianitos luminosos, ellos saben que los veo y me ven a mi también.
Abajo de la calle corre el agua. Unos se cruzan en la esquina, me ven, claro, me observan, se me quedan mirando. No entienden a una niña sentada a las tres de la mañana en la esquina de Brian Gay, escribiendo al niño verde.
La ciudad no se calla. A veces es lindo meterse adentro, pero la ciudad no se calla. Tu tiempo corre diferente. Todo se construye y todo se derrumba. Nada permanece tal como es, todo permanece eternamente.
Ya las veredas se cansaron de sostener tantos pies, y las empujan los verdes, las rompen los verdes, salen por donde pueden.
Arriba todo se mueve y todo permanece en su lugar, abajo todo se mueve y todo permanece en su lugar, acá adentro también.
Otro pasa caminando como hormiga, le pesa su carga en los hombros, se va chocando contra las paredes y contra las otras hormigas. Metieron su energía en cables y ya no saben como sacarla de ahi.
Está todo lleno de cajas y cubos y cosas...
Me gusta cuando mi universo se calla y puedo escuchar al universo.

Sigo andando y paro denuevo. No le des tanta importancia. No importa, ya no me canso.
Ya chocamos nuestras frentes, ese hilo va a existir infinito. Los gatos lo están sosteniendo. Esa es su labor.

La mía... seguir caminando.