martes, 13 de mayo de 2008

tu última hora

flör // Nieve Azul dice:
andy
flör // Nieve Azul dice:
morir es marcharse de algo que nunca más vendrá exactamente de la misma manera, todos los grandes filósofos practicaron para su ultima hora de vida
flör // Nieve Azul dice:
acá va el ejercicio que hacían estos, también los budistas y otros eruditos
flör // Nieve Azul dice:
mirá la última hora que acaba de pasar como si hubiera sido tu última hora sobre la tierra, y acabas de darte cuenta que te moriste
flör // Nieve Azul dice:
primero, preguntate si estás satisfecho con cómo usaste esta última y preciosa hora de vida
flör // Nieve Azul dice:
después, volvé a la corriente de la vida orgánica, y ponete como meta duante de próxima hora sacar solo un poquito mas de calidad de vida de la que habías sacado durante la hora previa.
flör // Nieve Azul dice:
resolvé despertarte un poquito mas, un poco mas de presencia en el presente, un poco mas de pasión
flör // Nieve Azul dice:
cada hora, de ahora en adelante, si querés, podés elegir ser lo que quieras sera, podés elegir estar despierto, podés elegir sentir todo a tu alrededor, podés elegir amar cada cosa que ves, ver cada cosa que ves, despertar tus sentidos, callar tu mente, lo que quieras, estás en medio de la eternidad, sos eterno y aún asi un dia te vas a morir y no vas a volver jamás a ser lo que eras, por eso fluí
flör // Nieve Azul dice:
lo mejor que puedas
flör // Nieve Azul dice:
asi que estoy conforme con mi ultima hora de vida, ya que te trasmiti todo esto
flör // Nieve Azul dice:
voy a llorar :)

un sueño

Estaba el cuadro de Gurdjieff tirado en el piso, una pata de una silla verde de mi comedor lo pisaba. Le preguntaba a Andy que que onda, si lo iba a vender o que. Me iba, llendome del lugar, tratando de cruzar una puerta, no podía. No podía curzar la puerta, no podía caminar, caminaba pero no avanzaba, daba pazos pero no avanzaba. Alguien me empuja y salto a un lugar con pasto, y aparece Gurdjieff.
Le cuento lo que me acaba de pasar y me dice, bueno... puedo confiar en vos? -Claro, le digo. Me dice, mirá, estás trancada en fa. Hay que trabajar para sacarte de ahi, Trabajemos entonces. Estábamos en un lugar así con mucho verde, resplandeciete el verde del pasto. Habían otras personas que también trabajaban, hacíamos rondas, cambiábamos de lugar unos con otros.
Y en un momento vienen volando unos pajaritos. Cinco pájaritos, cada uno de ellos con una bolsa de plásitco trasparente inflada sostenida por el pico.
Volando hacían un baile sincronizado muy perfecto, una coreografía hermosa. Yo me daba cuenta que era Gurdjieff el que los manejaba. Vuelan para un lado y para el otro, era como estar en un cuento de hadas, era hermoso.
Dejan caer las bolsas y caen papeles, hojas escritas. Uno de mis compañeros, me dice, mirá! es tu letra. Miro la hoja y reconozco mi letra y un diagrama con la cruz maya. Sentí que tenía que desprenderme de esas anotaciones.
Se forma una ronda y voy caminando en paz, sobre el pasto esponjoso. En la ronda habían cinco enanitos, eran como duendes, tenían cara de pájaro. Ahí me daba cuenta que ellos habían sido los pájaros que minutos antes habían bailado. Venían a ayudarme. Me sentaba en la ronda.

y me desperté.